Inventamos historias que solo ocurren en nuestra cabeza o nos gustaría que ocurrieran. Somos actores y otras espectadores, pero cuidado con las películas que hacemos, porque en ocasiones son ciencia ficción.
Es cierto, que lo que parecían romances puede transformarse en drama, las comedias en terror o una aparente obra
maestra, en un horror.
No tenemos que disfrutar todo lo que vemos y protagonizamos, pero sí intentar ser críticos.
Tenemos que descubrir qué papel nos toca en cada una de ellas.
Puede ocurrir que las personas culpen y juzguen a otros, por películas en las que ellos son protagonistas y los demás ni tan siquiera figurantes.
No se trata de culpas, se trata de disfrutar o prestar atención a la proyección y salirte de la sala siempre que puedas o no te guste la función.
Recuerda que siempre seremos el malo o el bueno en la película de alguien.