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lunes, 23 de mayo de 2016

ARTÍCULO "EL DIÁLOGO"

Como veníamos anunciando, ya está aquí nuestro artículo sobre "el diálogo" publicado en la revista: Escuela Infantil, número (10.674) publicación del mes de mayo-junio 2016. Podéis visitar su web www.escuelainfantil.net

Pincha sobre la imagen con el botón derecho del ratón, para abrirla en una nueva página o pestaña, así podrás ampliarla y poder leerlo con más nitidez. Si nos lees desde el móvil, solo pincha y amplia 😉

Espero que os resulte de interés. Un Saludo ;)



jueves, 8 de octubre de 2015

ENFADOS

Hoy vamos a tratar el tema de "los enfados".

Sí, enfadarse, cabrearse, odiar, molestarse... emociones que todos sentimos, pero que parece que tengamos que esconder o si las mostramos quedamos de desagradables. 

                 *Este tema, como todos los que tratamos, lo haremos de forma genérica, sin entrar en cada caso particular. 
                   Aún así, puede acercarnos a qué conlleva realmente el enfado y qué puede producir en nosotros. 

Una amiga nos comentaba que también hay que enfadarse y que nuestra muñequita creandyy es aparentemente muy diplomática, por ello hemos decidido tratar este tema. 

Lo primero que debemos tener claro es que ENFADARSE ES NECESARIO. 

Lo segundo es que dejarse llevar por el enfado no es lo mismo que controlar y ser dueño de tus emociones. Esto último no tiene nada que ver con reprimirlo. 

A veces, confundimos cosas como controlar con reprimir, porque estos términos también se asocian a una fuerte carga negativa. En este caso, hablamos de control como gestión, poner a nuestro favor todas las emociones que nos produce nuestro mundo interior y exterior.

¿Cómo pongo a mi favor un enfado? ¿es una emoción negativa? 

Personalmente, yo no distingo entre emociones positivas ni negativas, ya que todo es negativo en la medida que nos excedamos y todo puede ser positivo en la medida que lo pongamos de nuestro lado y nos ayude en algo en concreto. 

Tenemos la falsa creencia que una persona que intenta ver el lado bueno de las cosas, nunca se enfada o anda por los prados acompañado de cabritas danzando, pero no es así necesariamente.

Siempre existirán personas extremistas que digan que no pasa nada, que todo es maravilloso y perfecto, pero la positividad nunca nos debe cegar y alejar de nuestras realidades. 

Y es ahí, donde está el núcleo más importante de este tema, nuestras realidades. Cada uno siente y le ocurren día a día cosas distintas a las que le da diferentes valores. Por esa razón, lo que a unos les parece tremendamente ofensivo para otros no lo es tanto. 

¿Eso quiere decir que no me tengo que ofender por lo que me duele o lo que no entiendo? 

No. Eso quiere decir, que si queremos poner a nuestro favor estas emociones, debemos preguntarnos qué es exactamente lo que nos molesta. Qué pretendemos con ello. Si esperamos algo de las demás personas que finalmente no ha llegado. 

Debemos parar cinco minutos y pensar ¿Qué es lo que está haciendo mi hijo o hija que me molesta tanto? ¿Cómo ha sido mi día para estar tan enfadado? ¿Por qué me molesta tanto mi pareja?¿Qué me ha pedido mi jefe o compañero para que esté tan molesto? ¿Estoy cansado, frustrado...?  

A veces, nos dejamos llevar por el enfado y entonces entramos en un ciclo de gritos y descontrol, de mal humor que nunca acaba, que se va sumando gota a gota y no nos lleva a nada. No conseguimos nada, solo dañarnos a nosotros mismos e incluso iniciar guerras que hieren a otros. Luchas cuyo único fin es ganar al otro y poner nuestro punto de vista como el mejor. A veces incluso consiguiéndolo terminamos sin que eso sea suficiente, porque todo el combate anterior no nos hizo sentirnos mejor. 

Entonces ¿debo callarme, evitar enfadarme o los conflictos? No. Porque estamos reprimiendo y enquistando algo que sigue ahí y nos sigue haciendo daño, aunque a veces ni lo sepamos. 


Poner a nuestro favor, también es hablar las cosas, incluso entrar en ese descontrol, pero saber pararlo, intentar entender qué está pasando realmente, qué puedo cambiar para sentirme mejor. Saber asumir nuestros errores, entender que no podemos controlar todo, ni todo puede salir como esperamos.

Esto no es una tarea fácil. Los enfados parten de algo que no nos gusta, que nos hiere y que nos cuesta aceptar y resolver. Entonces es cuando decidimos armarnos con artillería pesada y olvidando cualquier punto intermedio (que son los realmente complicados) explotamos y arremetemos contra todo lo que nos pille por delante, especialmente con el objeto inicial que desencadena el enfado, culpabilizándolo de todos nuestros males. 

Los enfados descontrolados nos llevan a un estado psíquico y físico de enfermedades, son muy peligrosos y eso debe ser un gran indicador de que debemos hacernos amigos de nuestros enfados y empezar a entrenarnos en buscar soluciones a cada uno de ellos, porque no siempre servirá la misma receta, ya que en cada situación vivida y con cada persona que encontremos en el camino, necesitaremos un menú diferente. 

En definitiva, no se trata de no enfadarse, sino de hacerlo mejor. Y existen algunos trucos para ello: 

  • Pararse a pensar qué me enfada.
  • Cambiar de situación, de lugar, alejémonos por unos minutos del lugar de conflicto.
  • Aceptar que la vida es injusta y hay personas que pueden serlo en ciertos momentos.
  • No tener pensamientos radicales y escuchar al otro, siendo flexibles en nuestro modo de pensar y respetuosos ante lo que es diferente.
  • Entender que hay cosas que están fuera de nuestro control y por la vía del enfado no las cambiaremos.
  • El perdón. Perdonarnos a nosotros mismos y a los demás, porque nadie es perfecto y todos nos equivocamos. 
  • Expresar y compartir lo que nos enfada.
  • Buscar soluciones para reducir nuestro enfado.
  • La meditación. Una técnica muy adecuada para la difícil búsqueda de la paz interior.

Esperamos que haber sido de utilidad y doy las gracias a mi amiga, porque cuando os expresáis o preguntáis cosas, dais la opción a que podamos hablar sobre temas que realmente son importantes en nuestro día a día.

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